miércoles, 2 de mayo de 2012
El Zinc y los Linfocitos B
Algunas enfermedades como la varicela o el sarampión nos dan una sola vez y no nos vuelvan a dar. Esto se debe a que nuestro sistema inmunológico tiene la capacidad de memorizar la “estrategia triunfadora” y preparar la defensa contra los patógenos que ya conoce.
Unas células llamadas linfocitos B ejecutan dicha tarea. Cada vez que el organismo encuentra el modo de “vencer” a una nueva enfermedad, producirá una nueva variante de estos linfocitos con el antídoto que descubrió. De este modo tenemos que cada linfocito B se especializa en defendernos de una enfermedad en específico y hay linfocitos B para cada enfermedad que el cuerpo ya conoce.
En su membrana, los linfocitos tienen proteínas que, como si fueran alarmas, detectan la presencia del invasor e inician la defensa con la clonación de si misma en varias células nuevas iguales pero que desempeñan uno de dos tipos de papeles: unas, de acción inmediata, entran en combate al producir y secretar anticuerpos, las otras, de vida más larga, se conservan para un ataque futuro preservando “la estrategia vencedora”.
Una proteína que contiene Zinc, la Bruton’s Tyrosine Kinase (BTK), tiene un papel fundamental en la maduración y acción de estos linfocitos (tan importante que su deficiencia produce inmunodeficiencia); sirve para activar proteinas que están en estado pasivo y que hace posible la respuesta de la célula a un determinado estímulo.