viernes, 27 de abril de 2012
El Zinc da Forma a las Células
En los organismos multicelulares vamos a encontrar diferentes tipos de células que se especializan en funciones concretas del tal forma que todas juntas se complementan y hacen posible su vida.
Además de la función específica que aportan al organismo, la célula especializada realiza funciones para su propio sustento como la reproducción (que es una de las más conocidas), su muerte (que en condiciones ideales es programada y siguen una secuencia), se mueven, se defienden y se en algunos casos se transforman (de una célula genérica a una más especializada).
Estas actividades requieren cambios en la forma de la célula y su soporte externo. Como si fueran material plástico, la transformación de la célula, inicia con la destrucción controlada de ciertas partes de su forma inicial como por ejemplo, para que una célula migre, primero debe soltarse de las proteinas externas que la unen, posteriormente, al llegar a su destino, deberá adherirse nuevamente a la matriz extracelular.
En estos cortes y “destrucciones controladas” actúan proteinas que contiene zinc (como la colagenasa y el stromelysin-1) que tienen la capacidad de disolver otras proteinas o cortar sus uniones (uniones peptidas). Por este potencial destructivo se pueden considerar “tóxicas”, de hecho tienen mucha semejanza a las toxinas que secretan bacterias. Se cree que una producción anormal de ellas puede estar asociada a enfermedades como la artritis (investigaciones recientes están dando soporte a este supuesto).
Espero que estos términos que he usado para dar a conocer sus propiedades no vayan a crear una mala imagen de ellas, por el contrario, hay que verlas como materia prima que la célula usa para el cuidado de si misma durante las diferentes etapas de su vida, hacen al organismo lo que el cincel y el martillo a la construcción. Esta es una de las razones por las que se vincula al zinc con el crecimiento y reparación de tejidos.